Visita a la Granja experimental de Calidad Pascual en Fuentespina (Burgos)

Estamos tan familiarizados con el hecho de abrir un brik para servirnos un vaso de leche en el desayuno o a que nos lo añadan al café en el bar, que nunca hemos visto tan de cerca como hoy, todos los sacrificios que conlleva su obtención y lo que cuesta llevarla hasta la casa del consumidor. De esta parte última si sabemos mucho, como distribuidores que somos, pero de la primera desconocíamos totalmente lo que ello conlleva  .

Frio día del mes de enero en el que casi toda la plantilla de Distribuciones VM visitamos la fábrica de Calidad Pascual en Aranda de Duero, sede de la Compañía.

En la fábrica ya habíamos estado anteriormente, pero en la granja nunca.

La fábrica sigue siendo imponente en cuanto tamaño y a volumen de fabricación, sistemas de control, líneas de producción y almacenaje, y algo que nunca falla desde el primer día que fuimos, allá por los años 90, es el estricto control de recogida de leche de los camiones cisterna, la primera toma de muestra y la consiguiente espera del camionero hasta que el laboratorio da el ok y se descarga toda la leche.

En las líneas de producción y en el almacén mucha leche sin lactosa, como manda la tendencia del mercado, y como recuerdo más que agradable el buen olor que hay en  la zona de fabricación de yogures, que huele que alimenta.

Desde allí nos trasladamos a la granja de Fuentespina, a tiro de piedra de la sede.

Cuando llegamos está a punto de dar comienzo el ordeño de 300 vacas de un total de 750, con operarios limpiando las instalaciones de la operación anterior y un camión que se marcha con el tanque lleno.

Se percibe socialización y tranquilidad entre los animales que se turnan respetuosamente para entrar a la zona de ordeño donde un operario con una maestría sobrada pone y quita las máquinas de extracción con mucha habilidad, pero con un gran esfuerzo.

El encargado de la granja nos explica todo el proceso, sin dejarse nada en el tintero. Llama la atención la cantidad de datos que tienen sobre ellas, como ejemplo, el podómetro que llevan en una de sus patas para saber sus movimientos con el objetivo de valorar cuanto anda por las instalaciones, si hace o no sus rutinas o si esta refiere algún problema y poderse anticipar a él.

En la memoria queda que allá por el año 93 había que ir explicando a los clientes que a los ganaderos se les hacía recogida diaria (y así se sigue haciendo), que tenían la leche en tanques de frio (y siguen teniendo), que el camión en la granja cuando hace la recogida analiza los parámetros físico-químicos y ausencia de antibióticos de la leche y que si no resulta apta la sirena del camión empieza asonar (y sigue sonando).

Esto ahora mismo puede parecer obvio que una Empresa lo haga, pero por aquel entonces hasta había alguno que le costaba creer que dentro de un tetrabrik hubiera leche, como para no costar convencerle de todo aquello que se empezaba a hacer como innovación y que sustenta la calidad de este producto hasta nuestros días, por aquel entonces nos llevó un gran esfuerzo transmitirlo, pero creo que se logró.

La zona más tierna es el área de los “iglús”, donde los terneros pasan los tres primeros meses de vida, una zona que esta de lujo, buena paja, extensa zona, caseta individual, y donde se les alimentan los primeros días con los calostros y luego con leche, y una vez que se les vacuna empiezan a compartir granja con sus semejantes.

Al término de la visita sale la pregunta a la palestra, una pregunta que siendo nosotros vendedores no puede quedar sin resolver.

¿Por qué en general, y los españoles en particular, estamos dispuestos a pagar tan poco por un litro de leche, cuando por un litro de una bebida azucarada o no azucarada, no nos importa lo más mínimo el tener que pagar mucho más?

Si damos por hecho el valor nutritivo de la leche, que no es ni comparable al otro, y todos pudiéramos pasar por ver alguna vez una de estas instalaciones, estamos seguro que el valor del litro de leche sería más acorde a lo que en realidad queremos o creemos que debemos de pagarse por él. Solo el origen del producto y lo que cuesta atender, dar de comer, limpiar, mimar, y cuidar a sus productores, da una idea de la distancia que existe entre lo que cuesta producir 1l de leche y lo que debe de valer producir dicha bebida “refresco”, aunque solo sea por intuición y no por datos estrictos de los que carecemos, diferencia debe de haber y mucha.

El tiempo dirá si somos capaces de estimarlo o no, y si merece la pena valorar más si cabe lo que hacen los ganaderos cada día (al igual que los agricultores), yo creo que lo seremos, pero nos costará.

No hay mejor despedida de un día tan grato que con un cuarto de lo que más preciado tienen por esta tierra arandina, y si lo maridamos con un buen caldo el día sale redondo.

Agradecidos de lo que hoy esta Compañía, que llevamos más de 25 años distribuyendo por la zona de Medina del Campo, nos ha mostrado.

Acompañados en todo momento por dos de sus comerciales, César Sanz y Francisco Madrid,  con los que convivimos a diario y a los que les estamos igualmente agradecidos.  

Fotos de la granja cedidas por Pascual